lunes, 10 de julio de 2017

Mujer, no sé si contarte...


"Este libro nace desde lo vivencial, desde la pena o esa rabia flagelante de ver y sentir aún tanta injusticia, con nosotras. Lo hermoso es que no nace de la desolación, nace de estar juntas, en manada, del colectivo comunitario. Desde la reparación de aquellos hilos rojos, donde atentas buscamos un nuevo entramado siempre. Tengo la dicha de poder constatar todo eso, de cómo buscamos esa ansiada equidad-igualdad, o esa tan necesaria higiene mental, en medio de tantos valores trastocados y manipulados, alejados del verdadero sentido común.
Creemos y siento que toda persona debiera buscar esa justicia ideal más allá de intereses personalistas. Las mujeres crecemos, nos desarrollamos en el co relato, ahí nos vamos formando. Sola no hago mucho, insisto, el sentido está en lo colectivo, en la manada, en la fraternidad entre mujeres. Es ahí donde podemos preservar nuestra integridad. Y como dijo Clarissa Pinkola Estés: “Es en esos momentos en el que se ama el alma más allá de nuestras equivocaciones y de lo terrenal…No es fácil madurar en este sendero de búsquedas, pero una vez que lo logras nace un gran amor por ti misma que se basa en la dignidad y en el respeto”
Gracias doy a todas las mujeres que han surcado mi cielo, me siento honrada de cada relato y acompañamiento recibido,  sin más interés que la sagrada sintonía de las sincronías, de un caminar descalzo, por ese sendero tantas veces vedado: esa libertad de sentirnos despiertas, amadas, con alegría. Y porque no decir esa decisión política, llamada autonomía. Gracias  al linaje sobreviviente, a una lista interminable de Brujas, Gran Diosas, Machis, Curanderas, Magas y Chamanas. Y al último hombre que estoy amando…"



Mujer no sé si contarte…
Los clavos oxidados de las paredes que me habitan se niegan a abandonarme.
Yo nací como  niña arrinconada, en otro tiempo, engendrada entre cristales blanquecinos, en medio del bosque, paliando penas maternas, nací a destiempo, sin padre, nací bien o mal parece, hace poco. Ahora en un laberinto nazco pariéndome madre, de abuela, de  hija no nacida, nazco una y otra vez.

Mujer, no sé si contarte…
Nací de órbitas, de sueños que hiló Ella, de su vientre amado  dice, del instante. Nacer de nuevo, de cabeza, de hombros, de pie, de manos, de ojos.
Mujer, no sé si contarte…que
Me acuerdo de mi abuela, cuando tejió un calzón de lana rojo, para sanarme de  cistitis, de sus empastes cuando caí del cerezo y todos pensaron que había muerto.
Me acuerdo cuando nacieron los hijos, el primero, el segundo, de dibujos cuando llegaban de la escuela, cuando tiraban mochilas al suelo, de ese abrazo nítido me acuerdo.
Mujer, no sé si contarte…que
Me acuerdo de la muerte rondando a las mujeres de mi casa, del  pijama que llevaban puesto, de los cristales rotos, de sus mejillas lavadas, de ojos empapados como espejos, de temblores en las manos, de cicatrices que sentía cuando les trenzaba el pelo.
Y no sé si contarte…que también me acuerdo la primera vez que me robaron un beso, llevaba yo un pañuelo rojo en el cuello…

 Mujer, no sé si contarte...
“Sal del agujero y baila conmigo”

 Gentileza de Tatiana Torres Vargas

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